estudio bíblico crecimiento de la iglesia
Para que Cristo sea el centro de nuestra iglesia en este estudio bíblico crecimiento de la iglesia debemos empezar a valorar lo que él valora y de esa manera vivir como él vive. Si nosotros vamos a vivir como el cuerpo de Cristo debemos identificar los
valores que caracterizan el corazón de Dios y hacerlos nuestros valores como iglesia.
¿Cuáles son los valores de Dios?
Jesús los definió con exactitud, no dejó este tema librado a nuestra elección.
En Mateo 22:37-39 él dice: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el primero y gran mandamiento. Y el segundo es parecido: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.”
La Palabra de Dios declara lo que él valora para su iglesia por sobre todas las cosas. De estas palabras hemos derivado dos valores esenciales y podemos intentar aplicarlos en nuestras iglesias a través de todas nuestras acciones.
Valor Nº 1
Amar a Dios.
Valor Nº 2
Amar a las personas, lea estudio bíblico crecimiento de la iglesia
¿Están estos valores presentes en nuestras acciones de la última semana?
Para contestar correctamente ésta pregunta debemos profundizar sobre qué significa amar a Dios y a las personas, porque sobre este punto también hay una gran confusión.
La pregunta que puede ayudarnos a aclarar este asunto es la siguiente:
¿Cómo demostramos el amor a Dios y a las personas?
¿A través de nuestros sentimientos? Expresar, hablar, cantar, alabar, adorar, etc.
¿A través de nuestros pensamientos? Pensar, reflexionar, meditar, etc.
¿A través de nuestras acciones? O sea, al responder, accionar, hechos, etc.
Una vez más ésta pregunta ha sido contestada por Jesús en Juan 14.21. Él dice “Los que me aman, guardan mis mandamientos”. Esto no quiere decir que los sentimientos o los pensamientos no sean parte de nuestro amor a Dios, lo son, pero si son sólo eso, no alcanzan su máxima expresión que es MOVER NUESTRA VOLUNTAD PARA HACER LA SUYA.
La palabra guardar significa en este estudio bíblico crecimiento de la iglesia
• Obedecer
• Hacer
• Practicar
Es decir, podríamos definir estas palabras como ACCIONES.
Veamos en la persona de Jesús un gran ejemplo de cómo funciona el completo y verdadero amor:
En Filipenses 2 la Palabra de Dios nos alienta a que “haya en ustedes este sentir que hubo en Cristo Jesús” lo que indica que el plano de los sentimientos es vital para una experiencia de obediencia.
Después se nos dice que él “no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse”; estimar es un ejercicio de nuestro pensamiento por el cual evaluamos si algo que haremos merece ser realizado o no, y esto nos marca la importancia de la reflexión en el proceso de obedecer.
Pero esta obediencia, que era una demostración de el amor de Jesús hacia su Padre y hacia nosotros culmina con la entrega de su voluntad: “haciéndose a sí mismo obediente hasta la muerte”.
Este acto de su voluntad es determinante para que haya obediencia. Si Jesús no hubiera alcanzado ese escalón en su obediencia nosotros hoy no seríamos salvos. Su amor por nosotros llegó al nivel de la acción y eso es lo que él afirmaba cuando decía “el que me ama, hace lo que yo le mando”, o sea alcanza el plano de la acción.
De la misma manera nuestro amor a Dios no debe quedar limitado a los aspectos del sentimiento o pensamiento, sino que debe alcanzar su clímax en la acción.
Las palabras de Jesús a sus discípulos fueron “Síganme” y esta expresión está dirigida a nuestra voluntad. Aprendamos, estudio bíblico crecimiento de la iglesia