enseñanza para pastores
El l ministerio paraeclesiástico que se inicia como un MEDIO para realizar un aporte a “la misión” y que después de varios años descubre que está gastando la mayoría de su tiempo, energía y recursos en mantener (económicamente) ese ministerio porque en muchos casos se ha vuelto NUESTRO SOSTEN. Ha transformado el MEDIO en un FIN. Sin darse cuenta el ministerio paraeclesiástico ha puesto “la misión de Jesús” a un costado.
Podríamos seguir viendo como organizaciones, eventos, edificios, etc se han vuelto FINES EN SI MISMOS y han dejado de ser MEDIOS para cumplir “la misión”.
Damos gracias a Dios por todos los miembros, células, iglesias y ministerios paraeclesiásticos que se mantienen siendo MEDIOS para cumplir “la misión”, ante ellos debemos sacarnos el sombrero ya que son los que se mantienen fieles a lo que Jesús nos ordenó hacer. Tal vez sea por éste grave peligro que Jesús mismo les repetía a sus seguidores (creo que también se lo repetía a él mismo como líder) cual era “la misión”. Ya sabemos que uno de los motivos mas comunes que han llevado a la iglesia a fallar, es
“confundir los objetivos” con los medios que se pueden usar para lograrlos.
Un líder debe recordar continuamente cual es “la misión” del grupo que lidera, de lo contrario sin darse cuenta y hasta con buena intención puede estar tergiversando la verdad que proclama, confundiendo a sus seguidores y guiando a sus grupos a cambiar sus prioridades y objetivos.
Debemos como Jesús repetir y repetirnos a nosotros mismos “Porque para ésto he venido”, Marcos 1.38.
Mas de 10 veces Jesús declaró cual era “su misión” aquí en la tierra. La claridad que tuvo sobre éste objetivo le sirvió para construir la iglesia más grande del mundo. Si nosotros queremos continuar edificando su iglesia deberemos
1) Empaparnos de su claridad.
2) Poner EN SU LUGAR a aquello que ha usurpado en nuestra vida, nuestra célula o iglesia el lugar de “la misión”.
3) Vivir “la misión” diariamente. Si así seguimos el ejemplo de Jesús seguramente se cumplirán en nuestras vidas, en nuestras células y en nuestras iglesias las palabras que él nos dejó. “El que en mí cree, las obras que yo hago él las hará también; y aún mayores que éstas hará” Juan 14.12
Doce palabras.
Siempre admiré a Jesús por su claridad, su amplitud d su visión y su capacidad de síntesis. Me asombra como él definía en pocas palabras algunos temas que a nosotros nos han hecho gastar enormes cantidades de horas, papel y saliva. Mas de una vez hemos complicado las palabras de Jesús, aunque la verdad es que sus palabras son simples mandatos y los mandatos (hasta un niño lo sabe) no son en primer lugar para razonarlos sino para obedecerlos. Tal vez hemos estado cayendo en alguna trampa que nos ha llevado a dedicarnos a “hacer teología” con palabras que Jesús en vez de simplemente “ponerlas
en práctica”.
En cierta ocasión Jesús resumió para sus seguidores (para aquellos que quieren obedecer más y hablar menos) el propósito de su iglesia en doce palabras. Esas palabras encierran el remedio a muchas de las enfermedades de la iglesia de hoy.
En Marcos 16.15 él dijo “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”.
ID: Remedio a la inacción y la apatía.
POR TODO EL MUNDO: Remedio al egocentrismo y a atendernos a nosotros mismos.
Y PREDICAD: Remedio a la falta de objetivos de nuestra misión.
EL EVANGELIO: Remedio a errar la temática.
A TODA CRIATURA: Remedio a la discriminación.
¿Cuáles han sido las actitudes o respuestas de la iglesia a cada una de éstas palabras de Jesús?
En vez de IR, ESPERAMOS: Ir es la simple acción de movilizarse hasta el lugar donde está la otra persona. Ir también es una actitud que elegimos entendiendo que la responsabilidad está de nuestro lado.
Ir requiere salir de un lugar donde hoy estoy (mis pensamientos, mi comodidad, mi vida, mi hogar, mi templo, mi barrio, etc) para acercarme a la necesidad del otro. Ahora haga una lista de todas las actividades de su iglesia y fíjese en cuántas de ellas la iglesia va hacia las personas y en cuántas espera que las personas vengan. Esta simple lista sirve para evaluar si somos una iglesia que cumple ésta primera y simple orden de Jesús.